VIERNES 14 DE DICIEMBRE DE 2012


EL HALCÓN COMÚN O PEREGRINO



En el mes de febrero los halcones peregrinos presienten la primavera. Macho y hembra se persiguen en raudos y acrobáticos vuelos, imitando fogosas persecuciones de caza. Los científicos llaman paradas nupciales a estos juegos amorosos. Quien no haya contemplado a los halcones peregrinos ascendiendo en círculos perfectos, picando en caídas verticales y cambiando de manos, en pleno cielo, una presa recién capturada, no sabe lo que es la perfección, la velocidad y la agilidad en el vuelo. Durante toda la época de paradas nupciales, el halcón macho vigila constantemente para expulsar de su territorio a cualquier congénere que pretenda invadirlo. Los feudos de los halcones suelen tener de dos a cinco kilómetros de radio y sus propietarios no permiten a otros peregrinos cazar en el interior de sus fronteras. Con ello, los halcones delimitan la densidad de sus poblaciones, de manera que nunca resultan demasiado numerosos ni perjudiciales para las aves que constituyen su alimento.
A principios de marzo, el halcón hembra -bastante más grande que el macho- deposita de dos a cuatro huevos en una oquedad natural e inaccesible del roquedo o en un viejo nido de cuervo. La incubación dura treinta y cinco días. Los polluelos aparecen cubiertos de blanco plumón durante las dos primeras semanas. La madre vigila afanosamente el nido, expulsando a cualquier presunto enemigo, aunque sea del tamaño de un zorro o de un lobo, como he podido observar en algunas ocasiones. El macho caza para toda la familia. Transporta las presas en las garras hasta las inmediaciones del nido, donde se las entrega a la hembra. Ésta se encarga de desplumar y despedazar las aves para alimentar a sus polluelos. 
Durante sus dos segundas semanas, los halcones se van cubriendo de plumas. Al mes y medio, totalmente vestidos, están en condiciones de emprender el vuelo. Como puede observarse en las fotografías, los halcones jóvenes o inmaduros son de color pardo rojizo. Hasta después de la primera muda no adquieren los tonos grises y azulados de los ejemplares adultos. Un mes entero permanecen los jóvenes halcones viviendo en la roca paterna, después de haber abandonado el nido. Durante todo este tiempo son instruidos en la caza por los adultos. Para ello, el halcón macho suele transportar presas que deja caer en el aire, para que sus hijos las capturen en pleno vuelo. Paulatinamente, a medida que sus músculos y sus alas se fortalecen, los jóvenes halcones acompañan a sus padres en las cacerías.
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SUBRAYA LA RESPUESTA CORRECTA

1.Los halcones presienten la primavera en el mes de:
a) Febrero.
b) Marzo.
c) Abril.
  
2. Los vuelos acrobáticos de los halcones se llaman:
a) Preparación de la caza.
b) Paradas nupciales.
c) Perfección del vuelo. 
  
3. Durante las paradas nupciales, el macho:
a) Vigila el territorio.
b) Realiza la caza.
c) Observa las presas. 
  




4. Los feudos de los halcones suelen tener:
a) De 2 a 5 kilómetros de diámetro.
b) De 2 a 5 kilómetros de radio.
c) De 2 a 5 kilómetros cuadrados. 
  


5. No dejan cazar a otros peregrinos para:
a) Mantener su territorio.
b) Demostrar su fortaleza.
c) Limitar la densidad de sus poblaciones. 

6. ¿En qué mes pone la hembra los huevos?
a) En marzo.
b) En abril.
c) En mayo. 
  
7. ¿Cuántos huevos pone la hembra?
a) De tres a cinco.
b) De dos a cuatro.
c) De uno a tres. 
  
8. ¿Cuánto tiempo dura la incubación?
a) Veinticinco días.
b) Treinta días.
c) Treinta y cinco días. 
9. ¿Quién suele cazar?
a) El macho.
b) La hembra.
c) Los machos jóvenes.
  
10. Los halcones jóvenes son de color:
a) Gris.
b) Azulado.
c) Pardo rojizo.

VIERNES 7 DE DICIEMBRE



LA DANZA DE LAS ABEJAS


Los seres humanos necesitamos comunicarnos con los demás y transmitirles nuestros
pensamientos y nuestros sentimientos .Pero , ¿sabías que los animales también se
comunican entre sí ,y que algunos son capaces de utilizar sistemas muy complejos?
Desde luego , uno de esos “ lenguajes “ sorprendentes es el de las abejas.
Las abejas son insectos sociales que viven en colonias compuestas por obreras,
zánganos y la abeja reina. Las obreras, entre otras cosas, van de flor en flor buscando
néctar y traen el alimento a la colmena. Pero lo realmente sorprendente es que, cuando
una obrera encuentra una buena cantidad de alimento, vuela hasta la colmena y se lo
dice a las demás. Y no sólo informa a sus compañeras de que ha encontrado comida,
sino que además les explica dónde está y cuánta comida hay. ¡ Y todo eso se lo dice
bailando!
Y es que cuando una abeja localiza néctar en abundancia, realiza una especie de danza
delante de sus compañeras para darles toda la información que necesitan. Así, por
ejemplo, si el alimento está cerca, a menos de 25 metros, la abeja baila formando un
círculo.
Por el contrario, cuando el alimento se encuentra lejos, la abeja realiza un baile
con forma de ocho y hace vibrar su cuerpo.

La cantidad de ochos que hace la abeja indica la distancia a la que se encuentra la comida.
La velocidad con la que la abeja hace vibrar su cuerpo indica la cantidad de alimento que
encontrarán sus compañeras si llegan hasta allí. Gracias a esta información, las abejas
pueden servirse del néctar de flores situadas a varios kilómetros de la colmena.

¡ Ah! ¿ Y sabes lo que hace la abeja además de bailar? Pues trae y reparte un poco de la
comida que ha encontrado, para que la demás puedan probar ese delicioso bocado.
¡Desde luego, es una buena forma de convencerlas de que vayan adonde ella dice!


Comprensión de la lectura

1.-¿De qué trata el tema? 
• De las abejas.
• De las colmenas.
• De la forma de comunicación que tienen las abejas.

2.- ¿De qué función vital de los seres vivos se habla en el primer párrafo del 
       texto?
R:_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
_________________________________________________________________

3.- ¿Por qué se les llama a las abejas insectos sociales?
R:_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
  
4.- ¿Irían las abejas a buscar alimento si ven a una compañera bailar, describiendo 
         varios ochos y vibrando su cuerpo a escasa velocidad?
R:__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

5.-Si ves en tu patio una abeja bailando, describiendo círculos.
 ¿Irán las demás  abejas a buscar el alimento a otro pueblo?
R:_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

¿Por qué? 
R:_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

6.- ¿Qué harías tú si fueses una abeja y tuvieras que comunicar a tus compañeras 
que has encontrado mucho néctar, de buena calidad, en Córdoba? 
R:__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 7.-En el texto se afirma que los abejas se comunican entre sí. ¿Qué opinas tú:
    a) Que es un rollo, no se pueden comunicar porque son animales.
    b) Que la comunicación no es exclusiva de las personas, por lo tanto, estoy de 
        acuerdo con el autor.
   c) Que no puede ser porque no tienen cuerdas vocales.

8.- ¿Qué podemos aprender de las abejas:
a) A organizarnos.
b) A defendernos.
c) A hacer miel, que está muy rica y es muy cara.

VIERNES 30 DE NOVIEMBRE


Lee  el siguiente poema y responde las preguntas,  encerando  la  respuesta correcta.

Día claro
Leopoldo Lugones
[1]
En la gloria del sol palpita el mundo,
y alzan su arquitectónica armonía
blancas nubes en que, de azul profundo,
sus bellas torres embandera el día.
[2]
Celebra el gallo, con viril porfía,
aquel oro solar que arde en su gola,
y en su cántico excelso gloriarse
empenachado por la verde cola.
[3]
Ciñe cada guijarro una aureola.
Oloroso calor exhala el heno.
Remueve el bosque un grave azul de ola.
El día es como el pan, sencillo y bueno.



Gloriarse: enaltecerse, exaltarse, honrarse.
Excelso: muy elevado, alto, eminente.
1. En forma general, ¿de qué trata el  poema?
A) De un día soleado.
B) De un gallo que canta.
C) De un pan sabroso.

2. La frase “alzan su arquitectónica armonía”, presente en la estrofa [1], hace referencia a:
A) las palpitaciones del mundo.
B) las blancas nubes.  
C) las bellas torres.

3. ¿En qué se parecen las palabras que riman en el poema?
A) En que las letras iniciales son parecidas.
B) En que tienen significados parecidos.
C) En que las letras finales son parecidas.

4. ¿Cuántas estrofas tiene este poema?
A) Dos estrofas.
B) Tres estrofas. 
C) Cuatro estrofas.

5. ¿Cuál es el significado de la expresión “y en su cántico excelso se gloría”, localizada en la estrofa [2]?
A) Que el gallo, a través de su canto, se siente alegre.
B) Que el gallo, a través de su canto, se siente enaltecido.
C) Que el gallo, a través de su canto, se siente invencible.
6. En la estrofa [1], ¿qué palabra rima con mundo?
A) Profundo.
B) Armonía.
C) Día.

7. ¿Cuál de las siguientes palabras corresponde a un antónimo de la palabra  excelso, localizada en la estrofa [2]?
A) Imperfecto.
B) Horrible.
C) Ínfimo.

8. ¿Cuál de los siguientes títulos alternativos sería el más conveniente para el poema?
A) Brillante día.
B) Cálido ocaso.
C) Radiante amanecer.

9. En la expresión “Oloroso calor exhala el heno”, ¿cuál palabra puede sustituir a “exhala”, sin que se pierda la idea principal?
A) Emana.
B) Absorbe.
C) Impregna.
10. ¿Cómo describe el poema al día?
A) Como una arquitectónica armonía.
B) Como un cántico excelso de gloria.
C) Como un pan, sencillo y bueno

VIERNES 23 DE NOVIEMBRE


PACO Y ANA VAN AL CIRCO

         Desde que Diana habló del circo por la radio, todas las paredes de la
ciudad estaban llenas de carteles. Se anunciaba como el circo SUSO.
A las doce de la mañana, los payasos recorrían la ciudad. Con ellos iban
EIi, la amazona, y los chimpancés. Detrás íbamos todos los, niños
que acabábamos de salir de la escuela. El paseo era muy divertido.
Habíamos insistido tanto en casa que por fin el sábado fuimos al circo.
Toda la carpa resplandecía de luces de colores y de banderas. Su tela
era muy grande y daba cobijo a mucha gente.
Cuando los payasos salieron a la pista, todos los niños aplaudimos. Nos
hicieron reír mucho con sus chistes. Sólo se ,oían las risas.
Eli, la amazona, saltó por encima de los caballos y después los hizo bailar al
son de la música, consiguiendo que la obedecieran ciegamente. Todos
aplaudimos.
Por fin, el mago Rataplán hizo juegos maravillosos: nos adivinó el
nombre a Ana y a mí, sacó un paraguas de la bufanda del abuelo e
hizo caer una lluvia de monedas de la nariz de Ana. Como número final
sacó un conejo del sombrero de copa que él había puesto sobre mi
cabeza. Era tan difícil y nos gustó tanto que aplaudimos muchísimo.
Nos gustaban tanto las luces y los carteles y todo era tan bonito que no
queríamos marchamos. Pero el abuelo insistía en que era la hora de cenar y
tuvimos que abandonar el circo.

  COMPRESIÓN LECTORA        

1. ¿Cómo se llamaba el circo?.
_________________________________________
2. ¿Qué día de la semana fueron al circo?.
________________________________________

3. ¿Cómo se llama la amazona?.
________________________________________
4. ¿Quién es Rataplán?.
________________________________________
5. ¿Qué sacó de la nariz de Ana?.
________________________________________

6. Enumera en qué orden salieron los personajes del circo.
 □ Amazona.
□ Payasos.
□ Mago.


1. ¿Quién nos está contando la historia?.
______________________________________________________

2. ¿Dónde vivían los niños?
 □ En un pueblo pequeño.
□ En una ciudad.
□ En el campo.

3. ¿Cuándo recorrían los payasos las calles de la ciudad?
 □ Por la noche.
□ Por la tarde.
□ A mediodía.

4. ¿A qué hora salieron de la escuela?.
_______________________________________
5. ¿Cuándo fueron los niños al circo?
 □ El sábado por la mañana.
□ El sábado por la tarde.

6. ¿Quién acompañó a los niños al circo?.
_______________________________________________
7. ¿Qué parentesco tenían Paco y Ana?.
 □ Eran hermanos.
□ Eran primos.
□ Eran amigos. Preguntas de interpretación:
     
1. ¿De cuántos párrafos consta el texto?.
_________________________________________      
2. ¿Qué crees que ponía en los carteles que había pegados en las paredes de la
ciudad?.
____________________________________________________________________
     
1. ¿Te gusta el circo?
________________________________________________________.
2. ¿Qué prefieres ir al circo con tu familia o con tus amigos?.
________________________________________________________
3. ¿Crees que es un trabajo sacrificado el del circo?.
_______________________________________________________

QUE TENGAS UN EXCELENTE FIN DE SEMANA :)

VIERNES 16 DE NOVIEMBRE



ABUELITA
Abuelita es muy vieja, tiene muchas arrugas y el pelo completamente blanco, pero sus ojos brillan como estrellas, sólo que mucho más hermosos, pues su expresión es dulce, y da gusto mirarlos. También sabe cuentos maravillosos y tiene un vestido de flores grandes, grandes, de una seda tan tupida que cruje cuando anda.
Abuelita sabe muchas, muchísimas cosas, pues vivía ya mucho antes que papá y mamá, esto nadie lo duda. Tiene un libro de cánticos con recias cantoneras de plata; lo lee con gran frecuencia. En medio del libro hay una rosa, comprimida y seca, y, sin embargo, la mira con una sonrisa de arrobamiento, y le asoman lágrimas a los ojos.
¿Por qué abuelita mirará así la marchita rosa de su devocionario? ¿No lo sabes? Cada vez que las lágrimas de la abuelita caen sobre la flor, los colores cobran vida, la rosa se hincha y toda la sala se impregna de su aroma; se esfuman las paredes cual si fuesen pura niebla, y en derredor se levanta el bosque, espléndido y verde, con los rayos del sol filtrándose entre el follaje, y abuelita vuelve a ser joven, una bella muchacha de rubias trenzas y redondas mejillas coloradas, elegante y graciosa; no hay rosa más lozana, pero sus ojos, sus ojos dulces y cuajados de dicha, siguen siendo los ojos de abuelita.
Sentado junto a ella hay un hombre, joven, vigoroso, apuesto. Huele la rosa y ella sonríe - ¡pero ya no es la sonrisa de abuelita! - sí, y vuelve a sonreír. Ahora se ha marchado él, y por la mente de ella desfilan muchos pensamientos y muchas figuras; el hombre gallardo ya no está, la rosa yace en el libro de cánticos, y... abuelita vuelve a ser la anciana que contempla la rosa marchita guardada en el libro.
Ahora abuelita se ha muerto. Sentada en su silla de brazos, estaba contando una larga y maravillosa historia.
- Se ha terminado -dijo- y yo estoy muy cansada; dejadme echar un sueñecito.
Se recostó respirando suavemente, y quedó dormida; pero el silencio se volvía más y más profundo, y en su rostro se reflejaban la felicidad y la paz; habríase dicho que lo bañaba el sol... y entonces dijeron que estaba muerta.
La pusieron en el negro ataúd, envuelta en lienzos blancos. ¡Estaba tan hermosa, a pesar de tener cerrados los ojos! Pero todas las arrugas habían desaparecido, y en su boca se dibujaba una sonrisa. El cabello era blanco como plata y venerable, y no daba miedo mirar a la muerta. Era siempre la abuelita, tan buena y tan querida. Colocaron el libro de cánticos bajo su cabeza, pues ella lo había pedido así, con la rosa entre las páginas. Y así enterraron a abuelita.


En la sepultura, junto a la pared del cementerio, plantaron un rosal que floreció espléndidamente, y los ruiseñores acudían a cantar allí, y desde la iglesia el órgano desgranaba las bellas canciones que estaban escritas en el libro colocado bajo la cabeza de la difunta.
La luna enviaba sus rayos a la tumba, pero la muerta no estaba allí; los niños podían ir por la noche sin temor a coger una rosa de la tapia del cementerio. Los muertos saben mucho más de cuanto sabemos todos los vivos; saben el miedo, el miedo horrible que nos causarían si volviesen. Pero son mejores que todos nosotros, y por eso no vuelven.
Hay tierra sobre el féretro, y tierra dentro de él. El libro de cánticos, con todas sus hojas, es polvo, y la rosa, con todos sus recuerdos, se ha convertido en polvo también. Pero encima siguen floreciendo nuevas rosas y cantando los ruiseñores, y enviando el órgano sus melodías. Y uno piensa muy a menudo en la abuelita, y la ve con sus ojos dulces, eternamente jóvenes. Los ojos no mueren nunca.
Los nuestros verán a abuelita, joven y hermosa como antaño, cuando besó por vez primera la rosa, roja y lozana, que yace ahora en la tumba convertida en polvo.
(Hans Christian Andersen)


1. ¿En que se convirtió el libro de cánticos de la abuelita?
 En polvo.
 en una flor.
 En un órgano.
2. ¿Los muertos del cuento de Andersen saben mucho más de cuánto sabemos todos los seres vivos?
 No, no saben nada.
 Sí, saben el miedo horrible que nos causarían si volviesen. 
 Tal vez, no.
3. ¿Podían ir por la noche los niños a la tumba dela abuelita a coger una rosa sin miedo?
 No.
 Algunas veces.
 Sí.

4. ¿Qué pájaros acudían a la pared del cementerio a cantarle a la abuelita?
 Canarios.
 Jilgueros. 
 Ruiseñores.
5. ¿Qué le pusieron a la abuelita debajo de su cabeza en el ataúd?
 Una almohada.
 Un cojín.
 El libro de cánticos.
6. ¿De qué color era el lienzo que envolvía a la abuelita en el ataúd?
 Negro.
 Blanco.
 Blanco y negro.

  

VIERNES 2 DE NOVIEMBRE




Recuerda que esta vez solo realizaras tu lectura y las preguntas y no la copiaras en el cuaderno.
EL GIGANTE EGOÍSTA



 Todas las tardes, a la salida de la escuela, los escolares se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de suave y verde césped. Dispersas sobre la hierba brillaban flores como estrellas. Había una docena de melocotoneros que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabrosos frutos.

Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan maravillosamente que los niños y las niñas interrumpían sus juegos para escucharlos.- ¡Qué felices somos aquí! ¡Cuántos juegos hacemos!
- se gritaban unos a otros. Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el Ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, decidió volver a su casa. Al llegar vio a los niños jugando en su propio jardín.- ¿Qué estáis haciendo aquí? - les gritó con voz ronca, fuerte y agria. Los niños salieron corriendo; pero el gigante les siguió gritando:

¡Mi jardín, es mí jardín!
¡Es hora de que lo entendáis.
¡No voy a permitir que nadie más que yo juegue en él! Al día siguiente construyó un alto muro alrededor del jardín y puso un letrero que decía: “

PROHIBIDA LA ENTRADA. LOS TRANSGRESORES SERÁN PROCESADOS JUDICIALMENTE
Era un gigante muy egoísta.

Los pobres niños no tenían ahora donde jugar.

Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó.

Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.

-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.

Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.

Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir.

Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.

-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año
La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó.

Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas.

-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.

Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.

-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará!

Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

-Es demasiado egoísta- se dijo.

Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.

Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.

-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?

Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. 

Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.

-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. 

El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.
-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.

Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.

Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín.

Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno.  Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol.
El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.

Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.

-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto.

Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.

-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó.

El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado.

-No sabemos contestaron los niños- se ha marchado.

-Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante.

Pero los niños dijeron que no sabían dónde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste.

Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él.

-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.

Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín.

-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.
 Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores.

De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.

El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:

- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.

-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle.

-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.

-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño.

Y el niño sonrió al gigante y le dijo:

-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.

Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos. 


Lee varias veces el texto y contesta:

1º.- ¿Dónde iban los niños al salir de la escuela?

2º.- ¿Cuántos melocotoneros había? 

 3º.- ¿A quién había ido a visitar el gigante?

4º.- ¿Cuánto tiempo estuvo con su amigo? 

5º.- ¿Qué dijo el gigante a los niños que jugaban en su jardín

6º.- ¿Qué construyó alrededor?







EL MAGO DE OZ

    En una granja de Kansas, mientras Dori se paseaba con su perrito Totó, un fuerte ciclón se los llevó  por los aires hasta el país de Oz.  

    La Bruja del Norte les dijo que sólo el Mago de  Oz sabía el modo de regresar a su país. Por el camino, encontraron un espantapájaros que les quiso seguir. 
     
    Mas adelante, un leñador de hojalata les explicó que deseaba tener un corazón para amar y se unió a  ellos para acompañarles.

    Algo después, un león cobarde les confesó que necesitaba tener valor para ser el rey de la selva  y también se unió a ellos. 
      
    Los cinco amigos siguieron el Camino Dorado en busca de la Ciudad Esmeralda, donde vivía el Mago.     Al cabo de unos días de andar y pasar aventuras, divisaron a lo lejos el Castillo Esmeralda, de color verde.                                                 Cada uno expuso al Mago su deseo: volver a Kansas; tener cerebro en lugar de serrín; un corazón para amar y valor para ser rey.   
   
    -Con una condición: tenéis que matar a la Bruja  del Oeste -que le estaba escuchando-.   

    La malvada Bruja se abalanzó sobre nuestros amigos, pero tropezó con un pozal de agua, lo único que podía destruirla, y murió.  

    Al instante se les apareció la buena Bruja del Sur que les concedió a cada uno lo que tanto deseaban. A Dori, además, le reveló un secreto:  
    -Cuando salgas de la Ciudad Esmeralda, tienes quedar tres golpes con los tacones y volverás a tu país. Y así fue.       


Cuento clásico
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PRUEBA DE COMPRENSIÓN

¿Hacia qué país llevó a Dori el viento? 
       
¿Quién fue el primero que les acompañó?
  ¿Dónde vivía el mago?   

¿A quién tenían que matar?


¿Con qué tropezó la Bruja?